Cómo hubiera cambiado la película: La guerra de las galaxias

Partamos de la base de que me apasiona el cine; tanto verlo como, en la medida que me es posible, crearlo. Desde niño he fantaseado con hacer pelis, al tiempo que «me he montado mis propias películas» con muchas de las que he visto. Por ejemplo, soñando despierto con que participaba en ellas, pensando en alternativos desenlaces; o preguntándome cómo hubiera cambiado la película si un personaje hubiera tomado una decisión distinta o si algo de lo que ocurre en el filme no hubiera sucedido de la misma manera. Algo parecido a lo que pasa en Dos vidas en un instante, de Peter Howitt, en la que la protagonista vive dos realidades paralelas partiendo del momento en que se monta o no se monta en un vagón de metro; eso sí, a diferencia de en esa cinta, en mi cabeza los finales no se parecen tanto. Y así, me he pasado la vida imaginando argumentos diferentes para mis películas favoritas, como La guerra de las galaxias; que es como originalmente se tituló a la hoy conocida Episodio IV: Una nueva esperanza de Star Wars.

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

Cartel original de La Guerra de las Galaxias
Son varios los personajes importantes sin los que el argumento de La Guerra de las Galaxias no hubiera podido ser el mismo. Sin embargo, hay uno en concreto que resulta el más determinante de todos ellos; sin él, la trama de toda la trilogía no hubiera sido igual. Más aún, la saga completa de Star Wars, incluido lo que está por venir, no existiría sin su grandísima aportación.

Sería fácil pensar que se trata de Luke Skywalker, el protagonista pos adolescente que a regañadientes, y con asesinatos de seres queridos de por medio, accede a acompañar a un «viejo loco», místico y holista, en su cruzada idealista contra el malvado Imperio Galáctico. O tal vez Leia Organa, la obstinada princesa que anhela la completa restauración de una República herida de muerte desde antes de que ella naciera. O incluso Han Solo, el atractivo, cínico y gruñón contrabandista que se suma a la causa, no podía ser de otra manera, por dinero.

Podría ser, quizás, alguno de los androides de cuya perspectiva se sirve George Lucas, como buen amante de La Fortaleza Escondida de Akira Kurosawa, para narrar la historia. Aunque muchos estarán convencidos de que ese personaje es Darth Vader, el más oscuro de los personajes del Lado Oscuro; probablemente, el más malo y aterrorizador de los villanos de la historia del cine. Pero no, no se trata de ninguno de los citados. Es a un mando del ejército imperial al que hay que agradecer que La guerra de las galaxias se desarrolle como se describe a continuación:

HACE MUCHO TIEMPO, EN UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA…

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS
Episodio IV
UNA NUEVA ESPERANZA

«Nos encontramos en un periodo de guerra civil. Las naves espaciales rebeldes, atacando desde una base oculta, han logrado su primera victoria contra el malvado Imperio Galáctico.

Durante la batalla, los espías rebeldes han conseguido apoderarse de los planos secretos del arma total y definitiva del Imperio, la ESTRELLA DE LA MUERTE, una estación espacial acorazada, llevando en sí potencia suficiente para destruir a un planeta entero.

Perseguida por los siniestros agentes del Imperio, la Princesa Leia vuela hacia su patria, a bordo de su nave espacial, llevando consigo los planos robados, que pueden salvar a su pueblo y devolver la libertad a la galaxia….»

LOS ANDROIDES

Un gigantesco destructor estelar, el Devastator, acecha peligrosamente a la embarcación de Leia, la corbeta coreliana Tantive IV, en las inmediaciones del planeta Tatooine. Dentro de la nave, C3PO, un androide humanoide y parlanchín cuyo cuerpo metálico es dorado (salvo la plateada parte inferior de su pierna izquierda), y R2D2, un entrañable robot blanquiazul, pequeño y cabezón, que rueda en lugar de andar y que emite sonidos agudos en lugar de hablar; mantienen el equilibrio a duras penas ante las continuas sacudidas provocadas por las descargas láser del enemigo.

C3PO y R2D2 en la Tantive IV

Los soldados de la alianza rebelde, ataviados con unos cascos más apropiados para la competición en una contrarreloj ciclista que para un tiroteo, toman posiciones ante el que parece ser un inminente abordaje.
-Estamos condenados -dice, apesadumbrado, C3PO.
R2D2 emite uno de sus ruiditos; no cabe duda de que parece estar de acuerdo.
-Esta vez no habrá escapatoria para la princesa.

EL CABALLERO DE NEGRO

La nave es literalmente engullida por el enorme destructor. Se suceden momentos de tensión justo antes de que la puerta ante la que han tomado posiciones los rebeldes sea destruida y comience un terrible intercambio de disparos de armas láser de color rojo. Se producen bajas en ambos bandos, aunque bastantes menos en el bando imperial; ya que van algo mejor protegidos gracias a sus flamantes y estilosas blancas armaduras.

darth-vader-entra-en-la-tantive-iv

La insistencia del ataque obliga a retroceder a los rebeldes, lo que despeja la entrada a la nave y aparece Darth Vader; un siniestro Lord Sith, de estatura imponente, que viste completamente de negro (armadura, casco, máscara y elegante capa) y al que le cuesta respirar, por lo que es de imaginar que ronca por las noches. Vader, con las manos en la cintura, gesto cuyo lenguaje corporal denota desafío o agresividad, se detiene unos instantes a observar los primeros cadáveres que encuentra en su camino.

LA DAMA DE BLANCO

Mientras tanto, C3PO, durante el fragor de la batalla se ha debido despistar, ha perdido de vista a su pequeño compañero y anda en su búsqueda.
-R2 -que es como le conocen sus amigos-, ¿dónde estás?
Al entrar en una de las estancias de la nave, se percata de que éste se encuentra, en un ambiente neblinoso más propio de una discoteca, junto a una bella dama que pudiera proceder de las Islas Baleares; ya que viste algo parecido a un vestido ibicenco y su peinado parece ser un homenaje a las ensaimadas mallorquinas. La dama de blanco introduce en R2D2 una especie de tarjeta de crédito y se aleja rápidamente.

Leia entrega los planos de la Estrella de la Muerte a R2D2

-Por fin -dice C3PO, cuando R2 se le acerca-, ¿dónde te habías metido? Vienen en esta dirección. ¿Y qué vamos a hacer? Nos mandarán a las minas de Kessel o quién sabe lo que nos harán.
Al pequeño robot no parecen importarle demasiado los temores de C3PO y se marcha rodando.
-Un momento, ¿a dónde vas? -le pregunta, mientras echa a andar tras de él.

EN BUSCA DE LOS PLANOS ROBADOS

Las tropas de asalto del Imperio, desgraciadamente, han capturado a numerosos prisioneros. Uno de los soldados se acerca a Darth Vader y le dice, así, sin un saludo militar o un «señor» de por medio:
-Los planos de la Estrella de la Muerte no están en la computadora.

Darth Vader interroga a un prisionero

El caballero de negro agarra por el cuello a uno de los reos aspirantes a contrarrelojista, elevándolo a un palmo del suelo, y con voz de presentador de El tiempo es oro le pregunta:
-¿Dónde están esas transmisiones que habéis interceptado? ¿Qué habéis hecho con esos planos?
-No hemos interceptado ninguna transmisión -responde el prisionero, con evidente dificultad-. Esta es una nave consular en misión diplomática.
-Si esta es una nave consular, ¿dónde está el embajador?
Tal vez Vader realmente no está muy interesado en que responda a su pregunta, pues le aprieta hasta crujir el cuello y le lanza contra una pared.
-Comandante, registre a fondo esta nave hasta que encuentre esos planos. Y tráigame a los pasajeros, los quiero vivos.

Los soldados, que saben cómo se las gasta, acatan esas ordenes de inmediato, y mientras llevan a cabo la inspección se topan con la dama de blanco. Al verla, el que va primero se gira hacia sus colegas y les señala:
-Ahí, preparados para disparar.
El hecho de que no estuvieran aún preparados le da cierta ventaja a la dama, que abre fuego primero y se lleva por delante al que había hablado, por tonto. Sin embargo, en lugar de intentar cargarse también a los tres que le acompañan, incomprensiblemente, ésta decide echar a correr poniéndose a tiro. Uno de los soldados, como era de esperar, le dispara por la espalda otro tipo de rayo láser bastante más molón que los otros, azul y circular, y ella cae al suelo desmayada.
-Bien, informa a Lord Vader de que tenemos otro prisionero -dice, satisfecho.

LA CÁPSULA DE SALVAMENTO

En ese mismo momento, en otra parte de la embarcación, C3P0 sigue persiguiendo a R2D2, hasta que este llega ante una puerta que pretende abrir.
-¡Eh! Ahí no se puede entrar, está prohibido. Te van a desactivar, seguro.
R2D2 extiende un gadget y abre la puerta mientras gira su cabeza para decirle algo a C3PO, a lo que este contesta:
-No me llames filósofo absurdo, pequeño cabezudo, y ven aquí antes de que te vea alguien.
R2D2 entra en lo que parece ser una cápsula de salvamento y de nuevo emite sus característicos ruiditos.
-¿Misión secreta? ¿Qué planos? ¿De qué estás hablando? Yo no entraré ahí.
Pero justo en ese momento, C3PO casi es alcanzado por un disparo y cambia al instante de opinión.
-Sé que me arrepentiré de esto -murmura, mientras accede de mala gana a la cápsula.

Y es en este momento de la película en el que se produce la inestimable aportación del personaje en cuestión. La cápsula sale a toda velocidad de la corbeta en dirección a Tatooine. Desde el Devastator, unos funcionarios del Imperio divisan el lanzamiento y uno de ellos comenta:
-Ahí va otra.
-No abran fuego -ordena un superior-, no se observan formas de vida. Debe de estar en cortocircuito.

No abran fuego

Desde la cápsula, mientras se alejan, los androides observan la nave.
-Es curioso, los daños no parecen tan graves desde aquí -dice C3PO-. ¿Estás seguro de que estamos a salvo?
R2D2 parece estar seguro de ello, puede que porque se haya confabulado con nuestro querido mando imperial.

LA DAMA DE BLANCO Y EL CABALLERO DE NEGRO

Un grupo de soldados llevan a la dama de blanco, de nuevo despierta, ante el caballero de negro. Al verle, ella le tutea, resignada:
-Darth Vader, sólo tú podías ser tan osado. El centro imperial no te perdonará ésto, has atacado a una nave diplomática y…
-No finjáis sorpresa, alteza -interrumpe Vader-, esta vez no ibais en misión de paz. En esta nave se han recibido transmisiones de los espías rebeldes. Quiero saber qué ha sido de los planos robados.
-No sé de qué me estás hablando.
Soy miembro del senado imperial y voy en misión diplomática a Alderaan.
-Vos formáis parte de la Alianza Rebelde, sois una traidora -dice Vader, exaltado-. ¡Lleváosla!

Leia habla con Darth Vader

Cuando se la llevan, un oficial del Imperio algo preocupado conversa con Vader:
-Es peligroso retenerla, si llega a saberse puede provocar simpatía hacia la rebelión y el Senado.
-He comprobado su conexión con los espías rebeldes, y ella es lo único que tengo para dar con la base secreta.
Como si Vader tuviera que darle explicaciones.
-Morirá antes de decir nada -insiste el oficial.
-Deje eso de mi cuenta. Envíe una señal de desastre e informe al Senado de que todos han muerto…
En ese momento, interviene un comandante:
-Lord Vader, los planos de la estación acorazada no están en esta nave, y no se ha hecho transmisión alguna, pero fue lanzada una cápsula durante la lucha, sin signos de vida a bordo.
-Ella debió esconder los planos en esa cápsula -ata cabos, Vader-. Envíe un destacamento a buscarla. Ocúpese personalmente, comandante, esta vez nada nos detendrá.

CÓMO HUBIERA CAMBIADO LA PELÍCULA…

Rebobinemos. La cápsula sale a toda velocidad de la corbeta en dirección a Tatooine. Desde el Devastator, unos funcionarios del Imperio divisan el lanzamiento y uno de ellos comenta:
-Ahí va otra.
-No abran fuego -ordena un superior-, no se observan formas de vida. Debe de estar en cortocircuito.

¿No abran fuego? ¿Por qué? ¿Recortes presupuestarios? ¿Es acaso en realidad un rebelde infiltrado? ¿O es que a Lucas no se le ocurrió nada mejor para salvar a los androides? Lo más lógico es que hubiera sucedido lo siguiente:
-Ahí va otra.
¡Fuego!

LOS ANDROIDES, DESTRUIDOS

La cápsula, C3PO, R2D2, y con ellos los planos de la Estrella de la Muerte habrían sido destruidos. Por tanto, los androides no habrían aterrizado en Tatooine, ni habrían sido secuestrados por los jawa y vendidos a Owen Lars, tío de Luke. En su lugar, Owen habría comprado otros robots probablemente menos eficientes, y seguramente menos peligrosos.

Owen estaba empeñado en alejar a Luke de la acción, ante el temor de que siguiera los pasos de su padre, un antiguo Jedi convertido al Lado Oscuro. Al ser destruidos los androides, Luke no habría contactado con Obi-Wan Kenobi; y, al no ir los soldados imperiales a Tatooine en busca de los planos, sus tíos no habrían sido asesinados. Por ello, a Luke no le habría quedado más remedio que quedarse una estación más trabajado en la granja de humedad; teniendo que esperar un año para poder cumplir su sueño de alistarse en la Academia Imperial para ser piloto como su amigo Biggs. Por su parte, Obi Wan, que a esas alturas ya evidenciaba algunos problemillas de memoria, habría muerto de viejo, solo; el mismo final al que habría llegado un tiempo antes muy lejos de allí su anciano maestro en las artes Jedi, Yoda.

SIN ESPERANZA

Luke, Han y Leia no se habrían conocido; de modo que ella no habría sabido nunca que Luke era su hermano. De hecho, ninguno de ellos se habría enterado de la identidad del padre de ambos; ya que a la princesa nadie habría ido a rescatarla y habría sido ejecutada en la Estrella de la Muerte. Por tanto, Han Solo no habría conocido al amor de su vida, ni se habría unido a la Alianza Rebelde; y no pudiendo saldar su deuda con Jabba habría caído muerto por un cazarrecompensas (probablemente Boba Fett). Tras su entierro, su amigo y segundo de a bordo de la nave Halcón Milenario, Chewbacca, al que nadie habría apodado «felpudo con patas», se habría exiliado en la Luna Santuario de Endor, pasando su vejez en compañía de entrañables ewoks.

Con el tiempo, antes de que a Luke le hubiera dado tiempo a alistarse en la Academia, el Imperio habría usado sin piedad la Estrella de la Muerte contra todos los planetas insurgentes y habrían aniquilado a la rebelión. Luke habría pasado el resto de su vida laboral lejos de la granja y de su familia, como reputado piloto imperial. No se habría convertido en «una nueva esperanza» para el Lado Luminoso de La Fuerza; y nunca habría conseguido la redención de su padre, Darth Vader. Y así, el Lado Oscuro se habría impuesto definitivamente.

Afortunadamente, no abrieron fuego.

¿Alguna vez te has imaginado un argumento alternativo para La Guerra de las Galaxias? Cuéntanos cómo habría sido para ti; desde el «no abran fuego» o desde cualquier otro momento de la saga en el que consideres que todo podría haber sido diferente.

Artelaraña, nominado al Mejor Blog de Cine / TV en los Premios Blogosfera 2017

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4 comentarios en «Cómo hubiera cambiado la película: La guerra de las galaxias»

  1. Los caminos de la fuerza son inescrotables, aunque en este caso quizas seria mas apropiada la parodia Spaceballs de Mel Brooks: la «Suerte» es fuerte en esos androides.

  2. Bueno,creo que lo explicas muy bien con la expresion «funcionarios del imperio». Es sorprendente que justo en ese momento no estuvieran desayunando… ?

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