El prestigioso y premiado fotógrafo italiano Franco Fontana, nacido en Módena en 1933, es conocido por sus abstracciones del paisaje, ya sea rural, urbano o marino; así como por los intensos colores saturados de sus obras. A día de hoy, sus fotografías pueden parecer equivocadamente algo simples, sin embargo, su manejo del color y sus composiciones resultaron innovadoras en los años 60; por lo que se convirtió en uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX.
«El propósito del arte es hacer visible lo invisible».
Franco Fontana.
Franco Fontana y sus coloridas fotografías abstractas
Fontana y el color
Los autodidactas comienzos de Franco Fontana en la fotografía se remontan a 1961, cuando se une a un club de aficionados. Tras presentarse a varios concursos y realizar su primera exposición individual (en Turín, 1965), llega un momento crucial en su formación, su viaje a Praga en 1967. Por aquel entonces, la fotografía artística italiana estaba dominada por el uso del blanco y negro, y por un estricto cumplimiento de las reglas de composición; sin embargo, en busca de su propio estilo, Fontana decide optar por el color, además de romper con el horizonte, ya que lo saca del encuadre y busca ángulos nuevos.
En 1968 realizó su primera exposición individual en su ciudad natal; y en ella ya dejó clara su visión: los colores saturados y el estudio de la forma y de la bidimensionalidad; en su mundo no tenían cabida ni el volumen, ni el desorden y ni los colores poco precisos. Presentó una serie de diapositivas realizadas con película Kodak Ektachrome, ideal para llegar a la saturación deseada; más acorde con la vanguardia estadounidense del momento, en la que diversos autores apostaban por el uso rabioso del color.
Fontana y la abstracción
En los años 70 se hizo internacionalmente famoso, en gran medida gracias al expresionismo no figurativo de sus paisajes geométricos; en los que introdujo el concepto fotográfico de la línea. En ellos mostró su maestría a la hora de elegir la toma y la exposición adecuada, sin necesidad de utilizar filtros ni trucos en el revelado, para lograr las saturaciones del color que se convirtieron en su marca personal. Son fotos que parecen pinturas; o lo que es lo mismo, el minimalismo, el color y la abstracción del color-field painting llevado al mundo de la fotografía.
Empleando las mismas técnicas, sus abstracciones naturales y urbanas transmiten sensaciones diferentes. Mientras que en el paisaje natural las líneas se suceden de forma rítmica, suave y armoniosa, transmitiendo placidez; en el paisaje urbano las líneas se entrecortan violentamente y los colores se contraponen, transmitiendo tensión.
La cámara réflex y los objetivos zoom se volvieron fundamentales en su obra; unos avances técnicos que le permitieron ajustar al máximo los encuadres y así aplanar la perspectiva. Algo que también queda patente en otra de sus búsquedas conceptuales, la de aquellos pequeños detalles a los que no prestamos atención cuando transitamos en nuestro día a día.
Fontana y la figura humana
A finales de los 70, ya convertido en profesional, y sin dejar de lado su singular tratamiento del color y de la línea, comenzó a trabajar el uso de la figura humana; eso sí, utilizada como un elemento más dentro de sus composiciones. Primero, introdujo en su obra siluetas y sombras; con un simbolismo similar al de la alegoría de la caverna, el ser humano es sólo una presencia, una sombra de su realidad.
Al poco, su trabajo se inclinó hacia el desnudo femenino; no obstante, desde una visión casi Pop, alejada del componente erótico. En una serie de fotografías en las que Fontana contrasta colores complementarios; los fríos azules de una piscina y los cálidos cuerpos bronceados, que aparecen incompletos y ocultando el rostro, de los bañistas.
A partir de entonces siguió dos líneas divergentes de investigación. Por un lado, apostando por la figuración; llegando incluso a recorrer el camino opuesto al fotorrealismo, creando fotografías que parecen pinturas que a su vez parecen fotografías. Imágenes que muestran entornos hostiles para las personas, creados para el dominio del automóvil; un mundo en el que corremos de un lugar a otro sin mirar a los demás, en el que vivimos rodeados de gente y sin embargo estamos más solos que nunca.
Por otro lado, continuando con su estudio de la abstracción. En cuanto a sus abstracciones naturales, tendiendo al máximo hacia el minimalismo; como en su serie de marinas, donde la composición se limita a una serie de bandas horizontales, que en ocasiones sólo se distinguen por la textura, con un centrado horizonte que parte el fotograma en dos.
Y en cuanto a las urbanas, jugando con las texturas. Como en su serie de asfaltos, en la que sus composiciones se vuelven más agresivas y los colores más contrastados; y en las que amplía su abanico de objetos urbanos a retratar, dejando a un lado las fachadas para centrarse en las calzadas o en las señales de tráfico.
Con el paso del tiempo, su obra se ha tornado más ecléctica, explorando en los últimos años nuevas temáticas, como la de la escultura clásica; eso sí, siempre con un marcado componente atemporal, además de su característico toque compositivo y de su permanente búsqueda de texturas.
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Fontana universal
Las fotografías de Fontana han aparecido en más de 400 exhibiciones, tanto solistas como colectivas, por todo el mundo. De hecho, su obra forma parte de las colecciones de más de cincuenta museos y galerías; entre las que destacan el MoMA neoyorkino, la Maison Européenne de la Photographie parisina o el Museo Metropolitano de Fotografía de Tokio.
A lo largo de su trayectoria como fotógrafo, ha publicado más de setenta libros; ha participado en numerosas campañas publicitarias de publicaciones como New York Times o Vogue; ha dirigido el Toscana Foto Festival; y ha colaborado en diversas ocasiones con el Centro Georges Pompidou y con los ministerios de Cultura francés y japonés.
Además, Fontana ha realizado muchos talleres de fotografía en instituciones académicas, como la Universidad de Toronto o la Academia Royale de Bellas Artes de Bruselas, y en el Museo Guggenheim de Nueva York; y cada año imparte cursos en la Universidad LUISS Guido Carli de Roma y en el Politécnico de Turín.
«Lo esencial es comunicar, utilizando para ello el medio que sea; el sujeto no es más que un pretexto».
Franco Fontana.
Para conocer más sobre la obra de Franco Fontana, es recomendable visitar su web, su Facebook o su Pinterest. Y aquí tenéis un breve reportaje en italiano con subtítulos en inglés:
Referencias: dzoom.org.es / ojodigital.com
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