Si eres amante del cine, probablemente hayas fantaseado alguna vez con rodar una película pero nunca te hayas lanzado a ello. En la mayor parte de los casos es la falta de dinero o de medios lo que impide hacerlo; sin embargo, siempre se puede recurrir a un poquito de imaginación. Por ejemplo, Robert Rodríguez no necesitó más de 7000 $ para hacer El Mariachi (1992); utilizando una silla de ruedas para mover la única cámara y simulando los impactos de bala con preservativos rellenos de un líquido de color rojo. Otras veces, es la falta de conocimientos lo que echa para atrás; no obstante, existen millones de anécdotas y curiosidades del mundo del cine que pueden servir como ayuda, como guía o inspiración. Aquí van unas cuantas:
ANÉCDOTAS DE CINE A TENER EN CUENTA PARA HACER UNA PELÍCULA
1. GUIÓN
Lo primero que se hace normalmente es escribir un guión; aunque hay muchos casos de guiones que se fueron escribiendo al mismo tiempo que se rodaba la película, como es el caso de Con faldas y a lo loco (1959), de Billy Wilder.
Lo mismo sucedió con Tiburón (1975), de Steven Spielberg; no obstante, en ésta, preocupados por el tema, los productores contrataron al dramaturgo Howard Sackler, que avergonzado por el resultado pidió no constar en los créditos finales.
De todos modos, que el guión sea bueno o malo no parece ser un tema importante, por lo que vemos muchas veces en pantalla, y no es garantía de éxito o fracaso; pero es importante tener mucho cuidado con lo que se escribe. Algo que Alfred Hitchcock pudo comprobar cuando estuvo bajo vigilancia de la CIA por usar uranio en el argumento de su película Encadenados (1946).
Y si no eres una persona de muchas palabras, no te preocupes, ya que aunque tu película no sea muda no es necesario que contenga muchos diálogos. Hay casos en los que únicamente se pronuncia una palabra; como la palabra «corten» en The Artist (2011), o «no» en La última locura de Mel Brooks (1976):
2. PREPRODUCCIÓN
Una vez escrito el guión llega la fase de preproducción. Y es conveniente llevar a cabo una exhaustiva planificación, con el fin de evitar que el tiempo de filmación se extienda en exceso y con ello suba el coste del filme.
Algo que no tuvo mucho en cuenta Stanley Kubrick, que tardó más en rodar Eyes Wide Shut (1999) que Peter Jackson en hacer la trilogía completa de El Señor de los Anillos, 15 meses.
Y sin duda tienes que elegir bien las localizaciones donde rodar. Si eliges mal te puede ocurrir como al reparto de El conquistador de Mongolia (1956), de Dick Powell, en una de las anécdotas más trágicas. Al grabar relativamente cerca de unas pruebas nucleares del gobierno estadounidense, 91 de las 220 personas que participaron en la película enfermaron de cáncer, muriendo 46 a causa de esa enfermedad; entre ellas, el director y los interpretes John Wayne, Susan Hayward, Agnes Moorehead y John Hoyt.
Si quieres otorgar una gran verosimilitud a tu obra, es importante darle importancia a los pequeños detalles. Por ejemplo, si eres James Cameron y quieres hacer una película sobre el hundimiento del Titanic, puedes encargar las alfombras a la misma compañía que las había hecho en 1912 para el barco.
Y si eres George Lucas y quieres que Chewbacca parezca más real, pides que sus trajes se hagan de cabello humano.
A veces, esa falta de presupuesto comentada al principio produce situaciones algo surrealistas, como en el terrible suceso del suicidio del actor Al Mulock; que se tiró desde la habitación de su hotel en Guadix, donde se estaba rodando Hasta que llegó su hora (1970), de Sergio Leone, vestido con la ropa del personaje. Leone insistió en que antes de trasladarle a la morgue le quitaran la ropa, pues la necesitaban para el rodaje. Eso es sensibilidad y lo demás son tonterías.
3. CASTING
Otra parte del trabajo previo al rodaje es una buena selección de interpretes. Con un poco de suerte puedes encontrarte un anuncio en el periódico como el que publicó Bette Davis: «Se ofrece actriz con 30 años de experiencia en el cine y todavía animosa. Con dos Oscar».
Aunque normalmente no resulta tan sencillo y tienes que organizar un casting. Y puede pasarte que no encuentres al actor adecuado hasta el último momento; como le pasó a David Fincher, que le hizo la prueba a Kevin Spacey para Seven (1995) dos días antes de empezar el rodaje.
Puede ocurrir que no haga falta que seas tú quien elija. Durante el casting de la película El nombre de la rosa (1986), de Jean-Jacques Annaud, Christian Slater, con 15 añitos, se quedó tan impresionado con Valentina Vargas, 7 años mayor, que envió a su madre para que le dijera al director que no era necesario probar a más actrices. Deseo cumplido.
No te fijes demasiado en la diferencia de edad entre personajes, pues no siempre es importante a la hora de buscar a los interpretes; Sean Connery es 12 años mayor que Harrison Ford y sin embargo interpreta a su padre en Indiana Jones y la última cruzada (1989).
Y hay casos más extremos, como el de Jessie Royce Landis, que hizo de madre de Cary Grant en Con la muerte en los talones (1959), de Hitchcock, siendo diez meses más joven que él.
También tendrás que elegir bien a los extras en función del argumento del filme; como hizo Fritz Lang para Metrópolis (1927), reclutando a 15.000 alopécicos para la escena de sacrificio al dios Moloch, la deidad sin escrúpulos del capitalismo.
Y hay extras que son muy buenos en lo suyo, como la francesa Paula Maxa, que debía de hacerlo tan bien que fue asesinada 358 veces en toda su carrera, algunas veces de forma espantosa; incluso salía más de una vez en la misma película para volver a morir.
No obstante, si nuevamente la falta de dinero se interpone en tu camino, puedes hacer como George Miller, que recurrió a una verdadera pandilla de motoristas, «Los vigilantes», para su pandilla de moteros «Cortadedos» en Mad Max (1979).
Por cierto, si eres actor o actriz y quieres que te contraten pero no gozas de un nombre muy comercial, un consejo, cámbialo. Así, si te llamas Marion, puedes hacerte llamar John Wayne; si te llamas Demetria, puedes llamarte Demi Moore; o si tu apellido es Bottom, que se puede traducir como «culo», puedes ponerte River Phoenix. Y si tu nombre es Michael Douglas, que sí es comercial pero pueden confundirte con otro, puedes cambiarlo por Michael Keaton.
4. REPARTO
El trabajo del interprete es fundamental para que una película salga bien, puede incluso salvarla; por lo que es importante que elijas bien.
Hay actrices que se meten tanto en el papel que no permiten que les doblen ni en las escenas más arriesgadas; algo que ahorra dinero. En el rodaje de La reina de Montana (1954), de Allan Dwan, los indios Pies Negros que actuaban como extras hicieron miembro adoptivo de su tribu a Barbara Stanwyck y le otorgaron el título de Princesa de las muchas victorias por los riesgos que asumió durante el rodaje y las escenas peligrosas que ejecutó ella misma. Una valiente.
Y hay actores que son capaces de saltarse su dieta vegetariana para devorar un hígado crudo de bisonte; como Leonardo Dicaprio en El renacido (2016), de Alejandro González Iñárritu.
O incluso de emborracharse de verdad para rodar escenas en las que su personaje se encuentra bajo los efectos del alcohol, como Martin Sheen en Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola:
Llegando incluso a cortarse la mano al golpear un espejo auténtico; que es una manera de que en tu película se vea sangre de verdad.
Si has elegido bien al interprete, puede que incluso te ahorres parte del trabajo. Heath Ledger no se limitó a actuar en El caballero oscuro (2008), de Christopher Nolan; además dirigió los vídeos que su personaje envía a los medios de comunicación en la película. También pueden ahorrarle trabajo a los encargados del vestuario, como Viggo Mortensen, que no se desprendía nunca de su traje de Trancos y lo remendaba él mismo.
Eso sí, una vez elegido el reparto, tendrás que aprender a lidiar con los egos de las estrellas. Si cuentas con un actor que no quiere que se note que es más bajo que la actriz, pues haces como Michael Curtiz durante el rodaje de Casablanca (1942), y en las escenas en que coincidían en el mismo plano Humphrey Bogart (173 cm.) e Ingrid Bergman (175 cm.), a él le sitúas encima de una plataforma de palmo y medio de altura.
Hay otras anécdotas curiosas relacionadas con Humphrey Bogart. Aquí va otra: durante todo el rodaje de La reina de África (1951), Katherine Hepburn sólo bebió agua como protesta por el alcoholismo del director, John Huston, y del propio Bogart. Casi todo el equipo, sin embargo, enfermó por el mal estado del agua, salvo ellos dos, que se libraron porque solo bebían whiskey.
Y es que a veces los actores y actrices pasan verdaderas penurias mientras ruedan sus películas. Como por ejemplo Brad Pitt, que primero se rompió un brazo en Seven, cuando persiguiendo al asesino salta de un edificio e impacta contra el parabrisas de un coche; y después se le rompió un diente durante su participación en El club de la lucha (1999), también de David Fincher. Esa vez pensó que ese look le venía bien al personaje y no se lo arregló hasta que terminó el rodaje.
Harrison Ford se lesionó la rodilla en El fugitivo (1993), de Andrew Davis, y la cojera que muestra al huir por el bosque es auténtica. Y peor es el caso de Ron Pearlman, cuyos gritos de dolor son reales, ya que se fracturó la rótula en la escena en que le pegan una paliza en la playa en Drive (2011), de Nicolas Winding Refn.
Jennifer Lawrence, al grabar Los juegos del hambre: En llamas (2013), de Francis Lawrence, se quedó sorda de un oído por una infección producida por bucear y porque un chorro de agua de una escena le perforó el tímpano. También Bruce Willis corrió una suerte parecida, pues perdió el 60% de su capacidad auditiva de forma permanente al rodar una escena de La jungla de cristal (1988), de John McTiernan; en la que realizaba múltiples disparos estando bajo una mesa en un área muy reducida.
No obstante, quien se lleva la palma es Jim Caviezel, que fue alcanzado por un rayo mientras era “crucificado” en La pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson. Tal vez no sea mala idea contratar un buen seguro.
Hay accidentes que, aunque ocurren fuera de los rodajes, obligan a modificar las películas, como sucedió con El imperio contraataca (1980), de Irvin Kershner; en una de las anécdotas más populares. Antes de empezar a rodar, Mark Hamill tuvo un accidente de tráfico que le desfiguró la cara. Tras la cirugía, le quedó una buena cicatriz, por lo que se añadió la escena inicial del ataque del Wampa y el posterior rescate de Luke, para que así dicha cicatriz quedara dentro del argumento.
5. DIRECCIÓN
Tu trabajo como director consistirá principalmente en dos funciones, rodearte de un buen equipo en el que saber delegar y tomar decisiones.
Si el presupuesto no te da para pagar extras o cerrar calles, puedes decidir lanzar a tu protagonista a correr en calzoncillos por Times Square; como hizo González Iñárritu con Michael Keaton en Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) (2014):
«Encontramos a unos chicos que tocan muy bien la batería y les pusimos en el centro de Times Square para distraer un poco a la gente y que no vieran a Michael desnudo por ahí. Fue muy guerrillero y no pagamos nada”.
Alejandro González Iñárritu.
Si lo que quieres es rodar en la sede de la ONU pero no te dan permiso, pues usas una cámara oculta en una camioneta como hizo Hitchcock en la escena de Con la muerte en los talones en la que Cary Grant y sus perseguidores entran en el edificio.
Que quieres que la interpretación sea muy real, pues haces nuevamente como Hitchcock y para rodar Los pájaros (1963) metes cuatro días a Tippi Hedren, a quien le daban miedo las aves, en un cuarto con pájaros de verdad; uno le pegó un picotazo que casi le saca el ojo. O haces como Francis Ford Coppola en El Padrino (1972), que consiguió un verdadero grito de pánico de John Marley en la famosa escena en la que se despierta tranquilamente en su cama y descubre la cabeza de su amado corcel debajo de las sábanas. En vez de usar una réplica el director usó una auténtica cabeza de un cadáver de caballo, donado por una empresa de comida para perros; algo que Marley no esperaba.
Como director deberás cuidar mucho los detalles. No es una coincidencia que en la carcelaria Cadena perpetua (1994), de Frank Darabont, cuando el alcaide abre la biblia donde Andy Dufresne esconde el martillo, lo hace por el libro del Éxodo; que relata la huida del pueblo de Israel de Egipto para escapar de la esclavitud.
Además, deberás tener en cuenta el contexto histórico en el que te encuentras. Con faldas y a lo loco se rodó en blanco y negro según Billy Wilder «porque a todo color, Jack Lemmon y Tony Curtis hubieran sido acusados de travestismo si su maquillaje era ligero, y de inaceptable vulgaridad si era pesado». De hecho, Jerry Lewis rechazó el papel de Lemmon porque no quería que toda su vida le confundieran con un drag queen.
Y tendrás que armarte de paciencia. Al propio Wilder le dio tiempo a leer Guerra y Paz (1869), de León Tolstói, y Los miserables (1862), de Victor Hugo, gracias a la impuntualidad que caracterizaba a Marilyn Monroe.
Aunque será importante que impongas cierta autoridad para que no se te suban demasiado a la chepa. Por ejemplo, si te llamas John Ford y estas rodando por la noche los exteriores de El gran combate (1964), y uno de tus actores, Sal Mineo, se pone a tocar al saxo piezas de jazz a todo volumen, le pides que lo baje un poco. Si responde que esa música se tiene que interpretar muy alto, sacas una navaja, la abres, la dejas sobre la mesilla y le dices que seguro que puede bajarlo. Probablemente te responda que por supuesto. Entonces coges la navaja y mientras te alejas le dices: «ya lo sabía yo».
6. EFECTOS ESPECIALES
Los efectos especiales, en muchos casos, se utilizan para camuflar la falta de imaginación de los directores o para disimular la presencia de malos interpretes; así que puedes ayudarte de ellos para hacer tu película.
No obstante, si no tienes mucho dinero para generar imágenes por ordenador, puedes hacer como Tim Burton para Charlie y la fábrica de chocolate (2005) y pedir que adiestren a 40 ardillas para que casquen nueces.
También puedes rodar en blanco y negro para facilitar ciertas cosas. Por ejemplo, puedes usar salsa de chocolate para simular la sangre, como en la icónica escena de Janet Leigh en la ducha de Psicosis (1960), una vez más de Hitchcock; muy presente en esta colección de anécdotas cinematográficas. O usar leche para que se vea mejor la lluvia, como en la mítica secuencia de Gene Kelly, cuando con su paraguas cerrado y encaramado a una farola canta «I’m singing in the rain…» en Cantando bajo la lluvia (1952), Stanley Donen y el propio Kelly.
Y si quieres volar por los aires un puente, puedes recurrir al ejército español, como hizo Leone para El bueno, el feo y el malo (1968). Se trataba de un puente construido por ellos en el que hacían maniobras. Acordaron que lo destruirían con la condición de que fuera un capitán del ejército quien lo hiciera. Lo malo es que al capitán se le olvidó notificárselo al director y la explosión no fue grabada. El ejército se comprometió en reconstruir el puente de nuevo para volver a destruirlo.
7. POSTPRODUCCIÓN
Una vez terminado el rodaje, llega el proceso de postproducción y el montaje; de lo que dependerá que tu película quede bien rematada. Que no sea aburrida y sobretodo que tenga un buen sonido. Y para ello puedes recurrir a muchos trucos. Por ejemplo, el lenguaje alienígena de Sector 9 (2009), de Neill Blomkamp, surge de frotar calabazas una contra otra. Y cuando hablan entre sí los velociraptores de Jurassic Park (1993), de Steven Spielberg, son tortugas teniendo sexo.
Si no tienes a mano un par de tortugas, siempre puedes buscar en internet todo tipo de efectos de sonido. De hecho, encontrarás varios que se han utilizado en cientos de películas y series de televisión, como el «Thunder Castle» (1931):
O el «Wilhelm Scream» (1951):
Al montar la película puedes introducir elementos de suspense. Como ejemplo, Kevin Spacey no aparece en los títulos de crédito iniciales de Seven para mantener así el misterio de quién era el asesino. De hecho, tampoco formó parte de la promoción de la película por deseo propio.
Tras el montaje, tienes que tener cuidado con no encontrarte con productores que quieran editar tu película algo más comercial de como te haya salido. Es lo que le pasó al director Hayao Miyazaki con Harvey Weinstein en La princesa Mononoke (1997); en una de las anécdotas más repetidas en la red. Miyazaki le envió a Weinstein una catana con un sencillo mensaje: «Nada de cortes».
Y es que hay mucho productor listillo. Albert Broccoli le pidió permiso a Steven Spielberg para reproducir las 5 famosas notas de Encuentros en la tercera fase (1977) en una de sus películas, a lo que Spielberg accedió sin problemas. Años después, le pidió a Broccoli que le devolviera el favor y le dejara usar la sintonía de James Bond en una película que él estaba produciendo, Los Goonies (1985). A lo que éste contestó que dicha sintonía tenía más de 5 notas. Vaya jeta.
8. MARKETING
Hay una manera muy sutil y conocida de conseguir financiación, y es que los personajes usen productos de marcas determinadas; como el calzado que usa Forrest Gump, de una marca muy famosa, cuando sale a correr durante 3 años. Cuando vuelve apenas está desgastado.
Hay un ejemplo publicitario subliminal y maravilloso en La búsqueda (2004), de Jon Turteltaub, en la que los buenos usan el buscador de internet Google y los malos Yahoo!.
Y también hay maneras muy ingeniosas de promocionar tu película. Lars Von Trier ofreció unos 4.000 euros y un papel como extra en su siguiente filme a quien resolviera el acertijo visual que incluyó en El jefe de todo esto (2006). Y tiempo antes de estrenarse El proyecto de la bruja de Blair (1999), de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, difundieron el rumor de que el metraje de la película, rodada cámara en mano,
incluía imágenes de tres estudiantes que habían desaparecido mientras grababan un documental sobre una mítica bruja. Era mentira y fue un éxito.
9. ESTRENO
Y ya está tu película acabada. Si todo va bien, tendrá tanto éxito que podrá estar 12 meses en cartelera; que es lo que estuvo E.T., el extraterrestre (1982).
Y por si acaso es eso lo que sucede, mejor sal con tiempo de casa cuando la estrenes; no te vaya a pasar lo que a George Lucas, que pilló un tremendo atasco debido a la cantidad de gente que quería ir a ver La guerras de las galaxias (1977) y no le dio tiempo a llegar al estreno. Tuvo que verlo todo desde una hamburguesería cercana, junto con su mujer, mientras observaba alucinado lo que estaba pasando.
* Ya hablamos de ella en Cómo hubiera cambiado la película: La guerra de las Galaxias.
10. DISTRIBUCCIÓN
A la hora de distribuirla tendrás que tener mucho cuidado con la elección del título; a no ser que quieras contribuir a esta recopilación de anécdotas de cine.
La Warner Brothers quiso demandar a los Hermanos Marx por el título de Una noche en Casablanca (1946), de Archie Mayo, alegando que copiaba al de su reciente éxito Casablanca. Groucho Marx inició una correspondencia surrealista con los directivos de la citada empresa, argumentando entre otras cosas que ellos eran hermanos (brothers) antes que la Warner existiera como tal.
Y más cuidado todavía con el título que le pongan en otros países. Hay numerosísimos casos de traducciones patéticas; y en muchos casos destripan incluso el argumento. Annie Hall (1977), de Woody Allen se tradujo en Alemania con el nombre de «El neurótico urbano». Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (2004), de Michel Gondry, se tradujo en España como ¡Olvídate de mí!; que no está tan mal si se compara con el título en Italia: «Si me dejas, te borro». En Portugal, Psicosis es «La madre era él» y El planeta de los simios (1968), de Franklin Schaffner, es «El hombre que vino del futuro». En Tailandia, Algo pasa con Mary (1998), de los hermanos Farrely, es «Mi amor verdadero soportará cualquier situación indignante». En Hungría, Alien (1979), de Ridley Scott, es «El octavo pasajero es la muerte». Y en Finlandia, Cadena perpetua es «Rita Hayworth: La clave para escapar».
Pero el caso de China es el más alucinante de todos. Allí Entrevista con el vampiro (1994), de Neil Jordan, es «Así que eres un abogado, ¿no?»; Mejor… imposible (1997), de James L. Brooks, es «Señor caca de gato»; Leaving Las Vegas (1995), de Mike Figgis, es «Estoy borracho y tú eres una prostituta»; Babe, el cerdito valiente (1995), de Chris Noonan, es «El feliz algún-día-será-comida que habla y resuelve un problema agrario»; George de la Jungla (1997), de Sam Weisman, es «El gran hombre mono idiota que se va dando en los genitales con los árboles»; y para rematar, La boda de mi mejor amigo (1997), de P. J. Hogan, es «¡Ayuda! Mi supuesto novio es gay». Totalmente verídico.
11. ÉXITO
Hay tantos factores que entran en juego que ninguno de los consejos ni conocer todas estas anécdotas garantizan ni mucho menos el éxito de tu película.
El resplandor de Kubrick, hoy considerada por muchos como obra de culto, fue nominada en 1980 a dos premios Razzie; que se otorgan a las peores cintas de año. Incluyendo el de peor director.
Eso sí, mejor evita que la película sea muy larga si no quieres que resulte soporífera, como Tratamiento contra el insomnio (1987), de John Henry Timmis IV; en la que se puede ver al poeta Lee Groban recitando 3400 páginas durante 87 horas (tres días y medio).
Aunque puede que sí haya una fórmula: cuantos más muertos mejor. Sin contar explosiones planetarias, El señor de los anillos: El retorno del rey (2003), de Peter Jackson, es la película en la que más gente muere, 836; y se convirtió en la película más taquillera del momento.
Si eres actor, tal vez no necesites salir mucho en la película para tener éxito. Anthony Hopkins, que ganó el Oscar al Mejor Actor por El silencio de los corderos (1991), de Jonathan Demme, aparece un total de 16 minutos. Incluso el villano más famoso de la historia, Darth Vader, sólo aparece 12 minutos en toda la trilogía original de Star Wars.
A veces, ser ya famoso tampoco garantiza nada; Charles Chaplin participó una vez en un concurso de imitadores de él mismo, e irónicamente, no lo ganó.
En cambio, ser director consagrado te puede permitir entregar una de tus películas como proyecto de final de carrera; como hizo Spielberg en 2002, tras 33 años fuera de la universidad, con La lista de Schindler (1994).
En fin, esperemos que si realmente fantaseas con algún día rodar una película, te quites los miedos y lo hagas. Y si alguna de las anécdotas que has leído en este artículo te sirve para algo, mejor que mejor.
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Jajaja. Es buenísimo… Y lo del cambio del título en China… ¡tremendo! 😀
Probablemente esa es la mejor parte.
Pedazo de artículo, súper completo. Coincido, los cambios de nombre en la distribución internacional son de traca, el de «Cadena perpetua» es el ‘spoiler’ definitivo.
¡Gracias, majo! Ni que lo digas, cosas de finlandeses, aunque el de «El planeta de los simios» no se queda muy atrás. Pero creo que mi favorita es la de “El gran hombre mono idiota que se va dando en los genitales con los árboles”…
Me ha encantado este texto y nunca antes había estudiado una
opinión como esta sobre el tema, excelente !
Saludos
¡Muchas gracias por tu valoración!
En esta ocasión te has superado, de verdad impresionante post!!!
Saludos
¡Muchas gracias! ¡Muy amable!
Un estupendo post y muy aconsejable. Saludos
¡Muchas gracias! Un saludo.